Estado de México, En el corazón del país
En el corazón del país la Sierra Madre Occidental cruza por el Estado de México, poblándolo de montañas reverdecidas con bosques de pino, encino, cedro y oyamel que sueltan sus piñas y hojas a la tierra negra. Frescos arroyos corren desde las cimas nevadas hasta los cálidos valles cubiertos de pasto y ocotillo, donde pierden fuerza y se acumula el agua creando lagos y presas.
Cerca de la capital el Xinantécatl, mejor conocido como el Nevado de Toluca, asoma su blanca corona por encima de cerros más pequeños. En su cráter dos lagunas de agua fría reflejan los rayos del sol, y de su eterno glaciar surgen los manantiales de los que nace el río Lerma.
Encinas y coníferas crecen en las laderas del volcán, donde venados de cola blanca comparten el follaje con conejos y ardillas, quienes huyen despavoridos cuando perciben el olor de algún coyote.
Junto a los caminos y carreteras que conectan las grandes ciudades se alzan pintorescos pueblos con casas de adobe y ladrillo, desde donde los comerciantes exhiben sus mercancías a los viajeros. De las fondas y cocinas se escapa el exquisito aroma de la barbacoa, de los guisos de hongos, del chorizo verde y rojo, y de muchas otras delicias mexiquenses.
Esta es la tierra que heredamos de los sabios, de los antiguos y valientes que poblaron las ciudades sagradas que aún se levantan, imponentes, en Teotihuacán y Malinalco, en Texcoco y Teotenango.
Ven, te invitamos a compartir nuestra riqueza.