Por Aída Rodríguez
¿Qué es resonar con alguien o con algo?
Como seres sociales que somos, que vivimos y trabajamos en sociedad, si algo no podemos, ni debemos, evitar, es relacionarnos con otras personas. Lo hacemos de manera cotidiana, en nuestra vida personal y familiar, en el entorno laboral y por supuesto cuando viajamos.
De nosotros depende en gran medida, que esas experiencias relacionales sean plenas y satisfactorias; o como decía Sartre, que lleguemos a pensar que “el infierno son los otros“. O tal vez incluso que nos encontremos en situaciones en que nos sintamos incomunicadamente comunicados.
No estoy hablando de un mero relacionarnos, que es algo que más o menos todos podemos hacer, sino de una verdadera conexión con los demás, incluso más: de resonar con los demás.
Resonar con alguien es vibrar en la misma frecuencia, conectar con lo que hay, con el mundo del otro y permitir que se exprese.
Resonar es un estado de profunda conexión con la otra persona, es dejar que todo el ser del otro se manifieste y encuentre lugar en el espacio relacional que le proporcionamos al estar en sus zapatos y a la vez en los nuestros.
Los seres humanos, estamos preparados para conectar, venimos equipados con las neuronas espejo, y eso nos facilita enormemente no sólo entender, sino también poder experimentar lo que siente otra persona. Como dice el budista Jack Kornfield: Las cosas más importantes de nuestra vida no son extraordinarias o grandiosas. Son los momentos en que nos sentimos tocados el uno por el otro.
Para resonar es importante tener un interés genuino en la otra persona. Si ese interés no se da, puedes lograr relacionarte pero no se establecerá una conexión profunda; escuchar activamente, con atención plena, dejando que nuestra mirada y postura faciliten el contacto. Cuando estás realmente a gusto con alguien, las miradas se entrelazan suavemente y nuestros movimientos adquieren una especie de danza conjunta. Muchas veces NO nos conectamos porque estamos demasiado pendientes de nosotros mismos, excesivamente preocupados de cómo estamos quedando en lugar de tener la atención fuera, en la otra persona.
Amigos, los invito a reflexionar:
¿Cómo creen que conectan con los demás durante sus viajes? ¿Y en la vida cotidiana qué les resuena?