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Jalisco

Tierra del mariachi y el tequila

Jalisco es custodio de muchos de los grandes tesoros de la nación; en sus terrenos de formas caprichosas, creadas por sierras y colinas, mesetas, llanos, playas y cañadas, se originaron muchas de las tradiciones que hoy forman parte de todo México. Es tierra de mujeres bellas y de hombres “de a caballo,” lugar donde nacieron los charros y los mariachis, la jarana y el jaripeo.

También aquí nació el tequila, en la región que le da nombre, un Pueblo Mágico construido sobre planicies cubiertas de agave y nopal. En el centro histórico de la ciudad, engalanado con las coloridas casonas coloniales que bordean las calles empedradas, el templo de la Purísima Concepción se roba el espectáculo con su fachada de mampostería. Sin embargo el espíritu tequileño se siente más en el campo, donde se puede ver a los expertos trabajando la jima.

Muy cerca está Guadalajara, la Perla Tapatía, una impresionante urbe cosmopolita en la que siempre hay algo nuevo por descubrir. Es uno de los principales centros culturales de Latinoamérica y sede de muchos festivales y ferias internacionales, como la famosa feria del libro y el Festival Internacional de Cine.

En la parte más antigua de la ciudad, numerosos monumentos históricos de piedra labrada al estilo virreinal abren las puertas para compartir sus riquezas, como el Hospicio Cabañas, un imponente edificio que funge como museo, decorado con algunos de los murales más espectaculares de José Clemente Orozco.

Del otro lado de la sierra vestida de verde, donde se esconden maravillosos poblados como Talpa de Allende, se extiende el Pacífico, cuyas olas bañan las hermosas costas jaliscienses. Puerto Vallarta es la playa más visitada del estado, pues sus casas de muros blancos, tejas coloradas y balcones de hierro forjado crean un mágico efecto que parece salido de un cuento encerrado entre los cerros y el mar.

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